En 1991 se encontró una momia neolítica de unos 5.200 años de antigüedad
dentro de un glaciar de los Alpes austro-italianos, con 57 tatuajes en la espalda.
Roshi Ensei, con todo su cuerpo tatuado.
Pintura de Utagawa Kuniyoshi, alias Ichiyusai (1797-1861),
artista japonés de la escuela ukiyo-e.
Esta momia es conocida como el Hombre del Hielo o como Ötzi, es el cadáver humano con piel más antiguo que se ha encontrado, y su antigüedad varía según distintos autores: Cate Lineberry, del Smithsonian, calcula para él unos 5,200 años de antigüedad. A partir de este descubrimiento se puede decir que el tatuaje es tan antiguo como el propio ser humano. Sin embargo, las distintas culturas que utilizaron el tatuaje lo hicieron de distintas maneras; tanto como arte, en el sentido de creación de significados rituales o simbólicos, como ocurría en el Antiguo Egipto, como para marcar o señalar a los criminales, que es el caso de las antiguas Grecia y Roma. Incluso se cree que, por su posición en el Hombre de Hielo, las marcas cumplieron un fin terapéutico.
Aunque la palabra tatuaje posiblemente proviene del samoano «tátau», que significa marcar o golpear dos veces (en referencia al método tradicional de aplicar los diseños o plantillas). Los marineros que viajaban por el Pacífico encontraron a los samoanos, y quedaron fascinados por sus tatuajes equivocadamente tradujeron la palabra «tatau» como tatuaje. En japonés, la palabra usada es «irezumi» (inserción de tinta), mientras que «tattoo» se usa para diseños de origen no japonés.
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