San Juan de Letrán
La Archibasílica
del Santísimo Salvador, de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, más
conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma, donde
se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el papa). Está dedicada a
Cristo Salvador, sin embargo es más conocida con el nombre de San Juan, por
estar dedicada a los dos santos principales que llevan este nombre.
La historia de la archibasílica de San Juan de
Letrán, es compleja, puesto que esta construcción, con el paso de los siglos,
ha sufrido terremotos, incendios y reconstrucciones. Debe su fundación a la
voluntad del papa Melquiades o Milcíades (311-314) y surgió sobre los restos
del antiguo cuartel de los "Equites Singulares", en un terreno
propiedad de la familia de los Palacios Lacerados, regalada al Papa por el
Emperador Constantino para que levantase en ella la Catedral de Roma. La
Basílica fue terminada en el tiempo del papa Silvestre I y consagrada por él en
324. Fue originalmente dedicada al Salvador y más tarde conocida como la
Basílica de los Juanes. En 846 fue destruida por un terremoto y tuvo que ser
reconstruida por el papa Sergio III, quien la dedicó a San Juan Bautista, por
ser este quien con su persona y su palabra pone en contacto el Antiguo y el
Nuevo Testamento. En el siglo XII el papa Lucio II también dedicó la basílica a
San Juan, porque con su evangelio da testimonio de la vida y la Palabra del
Señor.
Sobre la fachada de la Basílica encontramos 15 estatuas de 7 metros de
altura. La central representa a Cristo, teniendo a los lados a San Juan
Bautista y San Juan Evangelista. Las demás estatuas representan a los Doctores
de las Iglesias griega y latina.
La fachada ha sido deliberadamente hecha
siguiendo el estilo de la de San Pedro.
Como recordatorio, las otras tres basílicas mayores,
por tener una Puerta Santa y un altar papal, son:
La Basílica de San Pedro del Vaticano
La Basílica de San Pablo Extramuros
La Basílica de Santa María la Mayor
Al fondo la fachada de la Basílica y en primer plano vista posterior del monumento a San Francisco
Monumento
de San Francisco y sus hermanos visitando Roma para pedir a los Papas la aprobación
de la regla de su orden
Vista interior de la entrada de la fachada principal
Ya en el interior, destacan las monumentales estatuas de los 12 Apóstoles
de la nave central. Bajo el altar mayor está enterrado el papa Martín V, bajo
cuyo pontificado se abrió por primera vez la Puerta Santa en esta basílica. El
ara de este altar es una losa que, según la tradición, es la misma que usaban
San Pedro y los primeros papas al celebrar la Misa. Sobre el altar hay un
baldaquino con un relicario en el que se conservan las cabezas de San Pedro y San
Pablo. En el fondo del ábside está la Cátedra, el trono episcopal del obispo de
Roma, hecho de mármol y mosaicos.
Lateral izquierda
El nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris, es la más
antigua y la de rango más alto entre las cuatro basílicas mayores o papales de
Roma, y tiene el título honorífico de «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater
et caput» ( madre y cabeza de toda las iglesias de la ciudad de Roma y de toda
la tierra !! ), por ser la sede episcopal del primado de todos los obispos, el
papa. Fue consagrada por el papa San Silvestre en el año 324.
Detalle fig. anterior
La archibasílica nace en el siglo III en tierras de los Lateranos, noble
familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya propiedad pasó por tanto al
dominio imperial. El palacio pasó a manos de Constantino I cuando se casó con
su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de
Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla
del Puente Milvio (contra Majencio), en el 312.
Lateral derecha
La tradición cristiana indica que los terrenos y la residencia de los
Lateranos fueron donados al obispo de Roma (la fecha de la donación no es
segura pero debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal
de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le
había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.
Detalle fig. derecha
El baptisterio de esta basílica es un edificio independiente de planta
octogonal, y tiene la forma típica de los baptisterios de los primeros siglos,
cuando el bautismo se hacía por inmersión. Por tanto, cuenta con una piscina en
la cual el neófito se sumergía para salir por el lado opuesto.
La actual basílica es de estilo neoclásico, pues casi
no se conservan partes de la primitiva basílica, salvo algunos mosaicos del
ábside. La decoración y la arquitectura del interior pertenecen a la intervención
llevada a cabo en el siglo XVI por Borromini.
La archibasílica nace en el siglo III en tierras de los Lateranos, noble
familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya propiedad pasó por tanto al
dominio imperial. El palacio pasó a manos de Constantino I cuando se casó con
su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de
Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla
del Puente Milvio (contra Majencio), en el 312.
La tradición cristiana indica que los terrenos y la residencia de los
Lateranos fueron donados al obispo de Roma (la fecha de la donación no es
segura pero debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal
de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le
había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.
La parte más interesante del crucero es el hermoso
baldaquino realizado por Giovanni di Stefano en la segunda mitad del siglo XIV.
Debajo del baldaquino, en el interior del altar papal, se conservan las
reliquias de lo que, según la tradición, es el antiguo altar de madera sobre el
cual en las edades paleocristiana y medieval habrían celebrado los Papas. Este
altar hace percibir la íntima unidad entre la Basílica de San Juan de Letrán
-primera sede de los pontífices, donde en torno al Papa, en el signo de la Eucaristía
se subraya la unidad de la Iglesia- y la Basílica de San Pedro, en donde se
conserva la cátedra del primer pontífice, símbolo del papel del magisterio del
papado en la Iglesia.
La importancia de la Eucaristía es puesta en
evidencia por el altar del Santísimo Sacramento, que se encuentra al extremo
del brazo izquierdo del crucero. Fue construido por el papa Clemente VIII en
ocasión del Jubileo del año 1600, utilizando cuatro columnas colosales de
bronce dorado que miden siete metros de alto. Las columnas se remontan a la
época romana y son los únicos restos todavía visibles de la Basílica de
Constantino. Debajo del baldaquino se encuentra una mesa que (según una bella
leyenda) habría servido para la celebración de la Ultima Cena del Señor. La
posición del altar fue elegida especialmente con el objetivo de otorgarle el
máximo realce: se encuentra de frente a la entrada lateral de la Basílica,
desde siempre la más utilizada, porque se dirige hacia el centro de la ciudad y
acoge a los peregrinos que vienen de Santa María la Mayor.
Lateral izquierda
Lateral derecha
Vista desde el Ábside
El canónigo de honor de San Juan de Letrán es el presidente de la
República Francesa, según una tradición que se remonta al siglo XVII, cuando el
jefe del Estado era un rey. Nicolas Sarkozy tomó posesión del cargo en una
ceremonia el 20 de diciembre del 2007.
Detalle fig. anterior
Ábside lateral derecha
Ábside lateral izquierda
El mosaico del ábside es copia del medieval, y con
el simbolismo del agua hace referencia al sacramento del Bautismo, que recrea y
renueva todas las cosas. El presbiterio y el ábside de San Juan de Letrán, en
su aspecto actual son el resultado de la completa reconstrucción, realizada en
el siglo pasado, bajo el pontificado de León XIII. Se trata por lo tanto de una
copia moderna del mosaico medieval.
El papa Nicolás IV, que encargó el mosaico del
siglo XIII, era franciscano y esto se comprende observando las dos figuras
pequeñas, que se encuentran a los lados de María y de Juan Bautista, y que son
San Francisco y San Antonio de Padua. El mismo Papa es representado a los pies
de la Virgen, arrodillado en actitud de oración y con las manos elevadas en
actitud de ofrenda.
En el centro del ábside, en lo alto, se aprecia el
rostro del Salvador, circundado de Ángeles, y debajo se encuentra la cruz
enjoyada, símbolo de la muerte y resurrección de Cristo, rodeada de agua, que
sale del pico de la Paloma, símbolo del Espíritu Santo. Ese agua, en la que
abrevan los ciervos y las ovejas, partiendo de la Cruz, se expande a través de
cuatro manantiales y renueva toda la creación representada por las plantas, los
animales y los hombres, que han sido representados ocupados en las actividades
cotidianas, simbolizadas por una ciudad ideal, Jerusalén, que ha sido
reproducida a los pies de la cruz. La lectura simbólica del mosaico no es
difícil: el Bautismo al que alude el agua, produce para el mundo y para los
hombres una nueva creación. Y así como el agua da origen a la vida, el bautismo
introduce a los cristianos en la nueva vida que Cristo ha obtenido con su
muerte y resurrección.
En el fondo del ábside está la Cátedra, el trono episcopal del obispo de
Roma, hecho de mármol y mosaicos.
Detalle del suelo
Detalle del suelo
Techo
Techo
Techo
Techo
Órgano
Órgano
Tumba de León XIII
Tumba de Inocencio III
LOS APÓSTOLES
Andrés
Bartolomeo
Felipe
Jacobo mayor
Jacobo menor
Juan
Mateo
Pablo
Pedro
Tadeo
Tomás
Anexo a la archibasílica hay un claustro con jardines y arquerías, y un
palacio (el Palacio de Letrán), propiedad del papa. Antiguamente, todo este
complejo lateranense fue la sede del gobierno eclesiástico, hasta el tiempo en
que la corte pontificia se mudó a Aviñón (Francia), periodo conocido como
Cautiverio de Babilonia. Al regresar los papas a Roma, se establecieron en la
colina vaticana, donde actualmente está la Santa Sede.
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