lunes, 16 de julio de 2012

San Juan de Letrán



San Juan de Letrán 

La Archibasílica del Santísimo Salvador, de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el papa). Está dedicada a Cristo Salvador, sin embargo es más conocida con el nombre de San Juan, por estar dedicada a los dos santos principales que llevan este nombre.




La historia de la archibasílica de San Juan de Letrán, es compleja, puesto que esta construcción, con el paso de los siglos, ha sufrido terremotos, incendios y reconstrucciones. Debe su fundación a la voluntad del papa Melquiades o Milcíades (311-314) y surgió sobre los restos del antiguo cuartel de los "Equites Singulares", en un terreno propiedad de la familia de los Palacios Lacerados, regalada al Papa por el Emperador Constantino para que levantase en ella la Catedral de Roma. La Basílica fue terminada en el tiempo del papa Silvestre I y consagrada por él en 324. Fue originalmente dedicada al Salvador y más tarde conocida como la Basílica de los Juanes. En 846 fue destruida por un terremoto y tuvo que ser reconstruida por el papa Sergio III, quien la dedicó a San Juan Bautista, por ser este quien con su persona y su palabra pone en contacto el Antiguo y el Nuevo Testamento. En el siglo XII el papa Lucio II también dedicó la basílica a San Juan, porque con su evangelio da testimonio de la vida y la Palabra del Señor. 




Sobre la fachada de la Basílica encontramos 15 estatuas de 7 metros de altura. La central representa a Cristo, teniendo a los lados a San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Las demás estatuas representan a los Doctores de las Iglesias griega y latina.



La fachada ha sido deliberadamente hecha siguiendo el estilo de la de San Pedro. 


Como recordatorio, las otras tres basílicas mayores,  
por tener una Puerta Santa y un altar papal, son:
La Basílica de San Pedro del Vaticano
La Basílica de San Pablo Extramuros
La Basílica de Santa María la Mayor



Al fondo la fachada de la Basílica y en primer plano vista posterior del monumento a San Francisco



Monumento de San Francisco y sus hermanos visitando Roma para pedir a los Papas la aprobación de la regla de su orden









Vista interior de la entrada de la fachada principal




Ya en el interior, destacan las monumentales estatuas de los 12 Apóstoles de la nave central. Bajo el altar mayor está enterrado el papa Martín V, bajo cuyo pontificado se abrió por primera vez la Puerta Santa en esta basílica. El ara de este altar es una losa que, según la tradición, es la misma que usaban San Pedro y los primeros papas al celebrar la Misa. Sobre el altar hay un baldaquino con un relicario en el que se conservan las cabezas de San Pedro y San Pablo. En el fondo del ábside está la Cátedra, el trono episcopal del obispo de Roma, hecho de mármol y mosaicos.





Lateral izquierda

El nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris, es la más antigua y la de rango más alto entre las cuatro basílicas mayores o papales de Roma, y tiene el título honorífico de «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput» ( madre y cabeza de toda las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra !! ), por ser la sede episcopal del primado de todos los obispos, el papa. Fue consagrada por el papa San Silvestre en el año 324.




Detalle fig. anterior

La archibasílica nace en el siglo III en tierras de los Lateranos, noble familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya propiedad pasó por tanto al dominio imperial. El palacio pasó a manos de Constantino I cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla del Puente Milvio (contra Majencio), en el 312.



Lateral derecha

La tradición cristiana indica que los terrenos y la residencia de los Lateranos fueron donados al obispo de Roma (la fecha de la donación no es segura pero debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.



Detalle fig. derecha

El baptisterio de esta basílica es un edificio independiente de planta octogonal, y tiene la forma típica de los baptisterios de los primeros siglos, cuando el bautismo se hacía por inmersión. Por tanto, cuenta con una piscina en la cual el neófito se sumergía para salir por el lado opuesto.



La actual basílica es de estilo neoclásico, pues casi no se conservan partes de la primitiva basílica, salvo algunos mosaicos del ábside. La decoración y la arquitectura del interior pertenecen a la intervención llevada a cabo en el siglo XVI por Borromini. 





La archibasílica nace en el siglo III en tierras de los Lateranos, noble familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya propiedad pasó por tanto al dominio imperial. El palacio pasó a manos de Constantino I cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla del Puente Milvio (contra Majencio), en el 312.
La tradición cristiana indica que los terrenos y la residencia de los Lateranos fueron donados al obispo de Roma (la fecha de la donación no es segura pero debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.





La parte más interesante del crucero es el hermoso baldaquino realizado por Giovanni di Stefano en la segunda mitad del siglo XIV. Debajo del baldaquino, en el interior del altar papal, se conservan las reliquias de lo que, según la tradición, es el antiguo altar de madera sobre el cual en las edades paleocristiana y medieval habrían celebrado los Papas. Este altar hace percibir la íntima unidad entre la Basílica de San Juan de Letrán -primera sede de los pontífices, donde en torno al Papa, en el signo de la Eucaristía se subraya la unidad de la Iglesia- y la Basílica de San Pedro, en donde se conserva la cátedra del primer pontífice, símbolo del papel del magisterio del papado en la Iglesia. 




La importancia de la Eucaristía es puesta en evidencia por el altar del Santísimo Sacramento, que se encuentra al extremo del brazo izquierdo del crucero. Fue construido por el papa Clemente VIII en ocasión del Jubileo del año 1600, utilizando cuatro columnas colosales de bronce dorado que miden siete metros de alto. Las columnas se remontan a la época romana y son los únicos restos todavía visibles de la Basílica de Constantino. Debajo del baldaquino se encuentra una mesa que (según una bella leyenda) habría servido para la celebración de la Ultima Cena del Señor. La posición del altar fue elegida especialmente con el objetivo de otorgarle el máximo realce: se encuentra de frente a la entrada lateral de la Basílica, desde siempre la más utilizada, porque se dirige hacia el centro de la ciudad y acoge a los peregrinos que vienen de Santa María la Mayor. 




Lateral izquierda




Lateral derecha




Vista desde el Ábside

El canónigo de honor de San Juan de Letrán es el presidente de la República Francesa, según una tradición que se remonta al siglo XVII, cuando el jefe del Estado era un rey. Nicolas Sarkozy tomó posesión del cargo en una ceremonia el 20 de diciembre del 2007.



Detalle fig. anterior




Ábside lateral derecha



Ábside lateral izquierda




El mosaico del ábside es copia del medieval, y con el simbolismo del agua hace referencia al sacramento del Bautismo, que recrea y renueva todas las cosas. El presbiterio y el ábside de San Juan de Letrán, en su aspecto actual son el resultado de la completa reconstrucción, realizada en el siglo pasado, bajo el pontificado de León XIII. Se trata por lo tanto de una copia moderna del mosaico medieval. 

El papa Nicolás IV, que encargó el mosaico del siglo XIII, era franciscano y esto se comprende observando las dos figuras pequeñas, que se encuentran a los lados de María y de Juan Bautista, y que son San Francisco y San Antonio de Padua. El mismo Papa es representado a los pies de la Virgen, arrodillado en actitud de oración y con las manos elevadas en actitud de ofrenda. 




En el centro del ábside, en lo alto, se aprecia el rostro del Salvador, circundado de Ángeles, y debajo se encuentra la cruz enjoyada, símbolo de la muerte y resurrección de Cristo, rodeada de agua, que sale del pico de la Paloma, símbolo del Espíritu Santo. Ese agua, en la que abrevan los ciervos y las ovejas, partiendo de la Cruz, se expande a través de cuatro manantiales y renueva toda la creación representada por las plantas, los animales y los hombres, que han sido representados ocupados en las actividades cotidianas, simbolizadas por una ciudad ideal, Jerusalén, que ha sido reproducida a los pies de la cruz. La lectura simbólica del mosaico no es difícil: el Bautismo al que alude el agua, produce para el mundo y para los hombres una nueva creación. Y así como el agua da origen a la vida, el bautismo introduce a los cristianos en la nueva vida que Cristo ha obtenido con su muerte y resurrección. 





En el fondo del ábside está la Cátedra, el trono episcopal del obispo de Roma, hecho de mármol y mosaicos.




Detalle del suelo




Detalle del suelo




Techo




Techo




Techo




Techo




Órgano




Órgano




Tumba de León XIII




Tumba de Inocencio III



LOS APÓSTOLES



Andrés




Bartolomeo




Felipe




Jacobo mayor




Jacobo menor




Juan




Mateo




Pablo




Pedro




Tadeo




Tomás



Anexo a la archibasílica hay un claustro con jardines y arquerías, y un palacio (el Palacio de Letrán), propiedad del papa. Antiguamente, todo este complejo lateranense fue la sede del gobierno eclesiástico, hasta el tiempo en que la corte pontificia se mudó a Aviñón (Francia), periodo conocido como Cautiverio de Babilonia. Al regresar los papas a Roma, se establecieron en la colina vaticana, donde actualmente está la Santa Sede.



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