Charles M. Wysocki, Jr. nació el 16 de noviembre de 1928 en Detroit, Michigan. Desde que era un niño, siempre quiso ser artista. Su padre Charles era un inmigrante polaco y no estaba muy contento con las aspiraciones artistas de su hijo. La mayor parte del estímulo vino de su madre María que apoyó plenamente sus tendencias artísticas. Charles pintó toda su vida, hasta su muerte a la edad de 73 años. Murió el 29 de julio 2002 en Joshua Tree, California, rodeado de su familia. Le sobreviven su esposa Elizabeth, sus tres hijos, David, Millie, Matt, y sus dos nietos Emily y Jackson.
Si os interesa su obra, en la primera entrada del 22 de septiembre, hay una extensa descripción biográfica.
( introducción de la primera entrada el 22 de septiembre )
La primera impresión que tuve de sus pinturas, fue la de un hombre que fue feliz durante toda su vida. Eso es más que suficiente. Su temática engloba el ser humano, la naturaleza, la felicidad. En varios de sus cuadros hay gente bailando unidos, en circulo, otros pasendo en caletas o dedicados a sus labores, pero no hay un ápice de violencia o dificultades, todo fluye a las mil maravillas. Quizá demasiado?. No. Es su sencilla, idealizada y amante visión de la vida. Hay pintores o " artistas " que lo ven todo negro, todo son vísceras o macabras escenas góticas llenas de descomposición humana. Está muy de moda últimamente esa tendencia. Aunque la vida no sea ni una cosa ni la otra, prefiero la visión de alguien que está en paz consigo mismo.
Algunos lo quieren definir como " primitivo ", creo que es completamente todo lo contrario. Aparentemente tiene algo de Naïf, pero solo aparentemente. Su composición, su distribución, está delicadamente compensada y compuesta, por lo que se aleja de la intuición y la improvisación Naif, también es muy estilizada y ordenada. Ni el humo de las casas se expande, pero no es retención, es comunión. Tiene la mezcla de cirujano y arquitecto de primer orden. Es cierto que refleja una idealización " in extremis " pero es tan evidente y franco , que no nos pretende engañar. Es su visión plástica de la belleza. Refleja paz de espíritu. Me encanta.
JL.Coral
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