ART BRUT
El término Arte marginal fue acuñado por el crítico de arte Roger Cardinal en 1972 trasladando al inglés el concepto de Art Brut concebido por el artista francés Jean Dubuffet para describir el arte creado fuera de los límites de la cultura oficial; manifestaciones artísticas llevadas a cabo por pacientes de hospitales psiquiátricos. El artista marginal es por tanto aquel que desarrolla su labor creativa sin contacto alguno con las instituciones y reglas artísticas establecidas.
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Madge Gill (1882-1961) nació en el barrio East End de Londres, donde pasó la mayor parte de su vida. En su certificado de nacimiento figura como Maude Eades Ethel junto con el nombre de su madre soltera, Emma Eades y sin padre. Debido a la negativa connotación social que los nacimientos ilegítimos tenían en la época victoriana, Madge pasó su infancia aislada del mundo, criada por su madre y Carrie, su tía, bajo la estricta mirada de su abuelo. A los nueve años de edad, estando su madre todavía viva, su familia decidió no hacerse cargo de ella y fue entregada al orfanato del Dr. Barnardo en Barkingside. Cinco años después fue transportada en barco a Canadá junto a cientos de niños beneficiarios de un programa del orfanato que ofrecía mano de obra infantil para dar a los jóvenes otra oportunidad en el nuevo mundo.
Madge pasó la adolescencia en Ontario trabajando en granjas como empleada doméstica y niñera. La vida de estos jóvenes inmigrantes era dura y a menudo sufrían maltratos. A la edad de dieciocho años logró volver a cruzar el Atlántico y una vez de vuelta en Londres encontró trabajo como enfermera en el hospital Whipps Cross de Leytonstone. Durante un tiempo vivió con su tía Kate, quien la introdujo en el espiritismo y las prácticas de médium. En 1907, se casó con el hijo de Kate, su primo Tom Gill. Las relaciones en el matrimonio pronto se volvieron desagradables. En los próximos seis años, Madge dio a luz a tres hijos varones, Laurie, Reggie y Bob, el segundo niño murió en la pandemía de gripe de 1918. Un año más tarde, Madge dio a luz, por última vez, a una niña que nació muerta y con una desfiguración. A consecuencia de este parto, Madge estuvo al borde de la muerte y a causa de esta larga enfermedad perdió el ojo izquierdo, que sustituiría por uno de cristal.
Unas semanas después de recuperar la salud, el 3 de marzo de 1920, Madge Gill fue “poseída” por primera vez por Myrninerest, su espíritu-guía. Madge tenía entonces treinta y ocho años y su contacto con esta figura fantasma se mantendría sin interrupción durante el resto de su vida. En 1926 su hijo Laurie publicó Myrninesrest the Spheres, un pequeño texto en el que relató las actividades que su madre realizaba en un delirante estado de trance, toda una serie de labores creativas propias de la época: dibujar, escribir, hacer punto, ganchillo, tejer, cantar o tocar el piano. En 1922 Madge se sometió a tratamiento en una clínica de enfermedades de la mujer en Hove, en la costa sur. Una vez allí, le entregó un paquete de dibujos a una médico, quien los puso en conocimiento de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres.
Madge afirmaba: “sentía que me guiaba claramente una fuerza invisible. Sencillamente, no podía parar”.
Las vicisitudes de Madge aún continuaron. Su marido tenía relaciones extramatrimoniales. El joven Bob resultó herido en un accidente de moto y quedó postrado durante dos años: su madre pasaba noches enteras sentada junto a su cama, por lo general dibujando o escribiendo. En 1933 Tom murió de cáncer. Tras su muerte Madge continuó viviendo con sus dos hijos, los tres unidos por un profundo afecto mutuo. Su cuñado Bert Gill, un ardiente seguidor de la astrología, vivió con ellos en la misma casa hasta su muerte en 1948.
A partir de los años 30 Madge Gill tenía una reputación como medium en el barrio de Upton Park. Organizaba sesiones de espiritismo en su casa, realizaba horóscopos y ofrecía profecías espontáneas. Estás practicas remitieron después de algunos años, En 1950 murió su hijo Bob, ella había profetizado una vez que le sobreviviría. A partir de entonces vivió sola con Laurie, quien fue siempre un fiel defensor de su arte, dejó de dibujar y empezó a beber hasta su muerte en 1961 a la edad de 79 años en su casa victoriana de Plashet Grove.
En 1932 Madge participó por primera vez en una exposición anual de arte de aficionados del East End, organizada por la Galería Whitechapel. En ella mostró reincarnation, un rollo de lienzo densamente trabajado con tintas de color, que llamó la atención de la prensa nacional.
Los dibujos a tinta se convirtieron en su principal medio de expresión realizados en postales, hojas de papel o tarjetas, y en largos rollos de tela de lienzo sin tratar. Simultáneamente continúo con la labor de realizar cojines, colchas y vestidos profusamente decorados. Algunos de sus dibujos eran del tamaño de una postal mientras que otros podían llegar a medir 30 metros. Continuó exhibiendo cada año en la Galería Whitechapel hasta 1947.
Gill rara vez se separó de sus cuadros, por lo que la producción de toda su vida se mantuvo casi intacta y se fue acumulando con los años en el ático de su casa East Ham.
Para ayudarla a abordar los gigantescos rollos de tela que compraba a mitad de precio en una tienda local, su hijo Laurie le montó una especie de caballete que permitía mantener expuesto un trozo de tela a medida que el trabajo avanzaba, de modo que solo veía el trozo en el que estaba trabajando. Madge permanecía de pie durante horas, dados los problemas técnicos que se le planteaban por la superficie aspera de la tela sin tratar y la absorción de la tinta. Los rollos eran tan grandes que no los podía ver dentro de la casa y solía poner a sus hijos a desenrollarlos en el jardín trasero. En 1939 expuso un rollo en la Galería Whitechapel de casi cuarenta metros, probablemente fue su trabajo más grande: ocupó una pared entera de la galería.
Todas las creaciones de Madge se llevaban a cabo bajo los auspicios de Myrninerest, su espíritu-guía, una especie de fantasma que le acompañó a lo largo de toda su vida y con cuya rúbrica firmaba sus dibujos y postales.
Se dice que una vez rechazó la oferta de una muestra en una ilustre galería del West End, explicando que sus obras no podían ser vendidas, ya que todas ellas pertenecían a Myrninerest.
Este fenómeno de Myrinerest, así lo llamaba ella, podría ser traducido como my inner rest, mi paz interior y algunas fuentes interpretan esta referencia a lo sobrenatural como una coartada de conveniencia, una forma de desviar la atención de una compulsión que no podía controlar, pero que era indispensable para su vida.
Durante cuarenta años, Madge Gill mantuvo el clásico perfil de artista Outsider, una carrera fecunda y obstinada, prácticamente sin audiencia y sin pensar en la venta de su trabajo.
En una carta revela que la producción artística se le había convertido en una carga: "Querido Louise, me gustaría ser normal". Otra carta habla con admiración del pintor näif estadounidense Grandma Moses.
En sus últimos años, ya anciana y con dolencias variadas su carácter se agrió y se volvió más absorta en si misma. Apenas salía de casa, pasaba las noches trabajando en su habitación en un estado de auto-hipnosis que la alejaba de la realidad. Algunos vecinos hablaban de su mirada inquietante, su discurso excéntrico o su comportamiento "como de desquiciada o borracha"
SU OBRA
Encuentro un poco osado denominar los dibujos de Gill como Arte, más bien lo emparejaría con la escritura automática. Después de leer su biografía y la penosa vida que le tocó, no es de extrañar que buscase refugio en el espiritismo y otras lindes afines donde perderse buscando respuestas que al final se convierten en un laberinto sin salida y donde te quedas atrapado. Su válvula de escape fue el dibujo automático, la ocupación constante, el bloqueo mental, con la acción de dibujar sin un ápice de descanso, levantó un muro protector para evitar la punzante e incomprensible realidad que ella había tenido que sufrir a lo largo se su vida. Personalmente no encuentro ningún valor artístico en sus dibujos, pero sí un excelente campo para el análisis psicológico. Hay muchos como ella que han sido ubicados de forma errónea dentro del Art Brut, pero que en mi opinión no poseen ninguna connotación artística, y en el Art Brut sí que la hay.
JL.Coral
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Una buena parte de sus obras pasaron a dominio público y alcanzaron el mercado del arte, para suerte de coleccionistas de Art Brut como Jean Dubuffet. Laurie Gill hizo una donación formal del resto de su herencia a las autoridades locales. Por consiguiente más de 200 piezas se conservan hoy en los archivos municipales de Newham. En 1968 recibió el reconocimiento que no había tenido en vida con una retrospectiva en la Galería Grosvenor en el West End. Una selección de su trabajo, incluyendo el magnífico lienzo The Crucifixion of the Soul (La crucifixión del alma), contribuyó al éxito de la exposición Outsider de 1979 en la Galería Hayward. Las obras de Madge Gill se conservan en la actualidad en varias colecciones públicas, incluyendo la colección de Art Brut de Lausanne, Suiza, y la colección de Aracine en Lille, Francia.
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