""Cuando regresé a Roma de la Galia y de España, bajo el consulado de Tiberio Nerón y Publio Quintilio, felizmente concluidas las empresas en aquellas provincias, el senado decretó que había que consagrar un ara a la paz augustea en el Campo Marcio y ordenó que en ella los magistrados, los sacerdotes y las vírgenes vestales celebraran cada año un sacrificio"
Con estas palabras Augusto transmitió su testamento espiritual. La decisión del senado fue construir un altar a la paz, después de las gestas realizadas en el norte de los Alpes entre el año 16 y el 13 a.C.: la sumisión de los retios y los vindélicos, el control definitivo de los pasos alpinos, la visita a una Hispania finalmente pacificada, la fundación de nuevas colonias y la imposición de nuevos impuestos.
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El Ara Pacis (Altar de la Paz) es un monumento conmemorativo de la época del Imperio romano. Se halla en Roma y fue construido entre el 13 y el 9 a. C. por decisión del Senado, en acción de gracias por el regreso del emperador Augusto tras sus victoriosas campañas en Hispania y Galia, y la paz que éste había impuesto. Está dedicado al emperador Augusto por los triunfos cosechados por éste en Hispania y la Galia. Está ubicado en Roma, en el Campo de Marte, donde cada año se debían sacrificar un carnero y dos bueyes. El material utilizado es mármol de Carrara, tiene una planta rectangular con unas dimensiones de 11,65 x 10,62 x 3,68 metros y no está cubierto. Presenta dos puertas: una frontal para el sacerdote oficiante, precedida de una escalinata, y otra posterior para los animales a sacrificar; estas puertas estaban orientadas originalmente al este y al oeste, pero en su reubicación cambió su orientación. En su interior el centro está ocupado por el ara propiamente dicha que se asienta sobre un pedestal escalonado.
Ubicación original
Se escogió el Campo Marcio septentrional, recientemente urbanizado. El altar dedicado a la paz se encontraba justo en el centro de la vasta meseta en la que tradicionalmente se practicaban maniobras del ejército, de la caballería y, en tiempos más recientes, demostraciones gimnásticas de jóvenes romanos. La dedicatio del Ara Pacis, es decir, su inauguración, se celebró el 30 de enero de 9 a.C.
Lo más destacado es la decoración escultórica que recubre el edificio. En el interior el friso está ocupado por guirnaldas y bucráneos. En el exterior los zócalos se recubren de roleos de acanto. Los frisos exteriores tienen distinta decoración según su ubicación: flanqueando las puertas cuatro alegorías, y en los muros laterales dos procesiones. A veces los sacrificios en su interior también eran para conmemorar la antigua república y sus guerras con Cartago. Las alegorías están relacionadas con la mítica fundación de Roma. De los cuatro originales solo dos se han conservado casi completos; uno de éstos representa a Eneas y el otro (el mejor conservado) a la Tierra, como una mujer con dos niños, flanqueada por los genios fertilizantes del Aire sobre un cisne y del Agua sobre un monstruo marino; todo ello acompañado de frutos y animales que hacen alusión a la prosperidad proporcionada por la Paz de Augusto.
La procesión de los frisos laterales representa a Augusto, su familia, amigos, magistrados y senadores, componiendo un magnífico conjunto de retratos que, no obstante, deja entrever una fuerte influencia de las Panateneas del Partenón, si bien los personajes procesionan en dos filas con más orden y disciplina que en el templo ático. Se combinan altorrelieves con medio y bajorrelieves, que contribuyen a crear sensación de profundidad.
ENTRADA PRINCIPAL
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Nos encontramos, pues, ante una obra que combina los elementos de origen griego y helenístico ( la influencia de Fidias, las alegorías y elementos decorativos helenísticos ), con el realismo y la sobriedad características de la tradición romana del retrato, representando por su calidad el punto más alto jamás alcanzado en el arte de los relieves. Tras siglos de abandono el monumento se redujo a ruinas y sus restos fueron reutilizados para cimentar del palacio de Humberto I. En 1903 se realizaron las primeras excavaciones sistemáticas, completadas entre 1937 y 1938, con la reconstrucción del edificio durante los años de Gobierno fascista en Italia. Uno de los pilares de la política interior de Mussolini fue la recuperación del legado romano; se apropió de los símbolos imperiales como vehículo de reafirmación nacional, y asimiló la imagen de un líder fuerte y absoluto como el Emperador romano a su propia posición como jefe único de todos los italianos. Durante el período fascista por él comandado, se realizó un ingente esfuerzo de recuperación de restos arqueológicos, la mayoría de las veces con poco acierto científico.
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Sobre la entrada principal del monumento, en el frente occidental, se encuentran dos frisos que representan dos momentos relevantes de los orígenes de Roma: el Sacrificio de Eneas a los Penates ( a la derecha de la imagen ) y el Lupercal .
El Lupercal
Del Lupercal se han conservado escasos fragmentos de la escena que representa el hallazgo de Rómulo y Remo amamantados por la loba por el pastor Faustolo, que aparece apoyado sobre un bastón. En la parte izquierda del panel aparece el padre divino de los gemelos, Marte, que por medio de Rómulo da origen a la estirpe de los nuevos soberanos.
Decoración parte inferior del Lupercal ( clicar para ver a mayor tamaño )
En el Sacrificio de Eneas a los Penates, aparece Eneas, hijo de la diosa Venus y del mortal Anquises, sacrificando una cerda blanca a los Penates. Estos dioses familiares, que Eneas salvó de la destrucción de Troya y que llevó hasta la costa del Lazio, se muestran al fondo, sentados dentro de un pequeño templo. La prodigiosa escena de la cerda blanca confirmó a Eneas que había alcanzado su nuevo país, la tierra en la que, muchas generaciones después, Roma sería fundada. Eneas presenta la cabeza cubierta y viste una túnica que deja al descubierto su atlético busto.
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En su mano sostiene el sceptrum. A la derecha de Eneas aparece una figura masculina muy deteriorada que probablemente representaría a su hijo Iulus / Ascanio, de quien desciende la dinastía de los Julos, al igual que Augusto que fue adoptado por Julio César. De este modo, el mismo deseo divino que había guiado a Eneas hasta el Lazio parece haber destinado a Augusto, su descendiente, para convertirse en la cabeza de un Imperio pacificado. La visible figura de su ancestro Eneas actuando como un sacerdote, también alude a Augustus, que no hacía mucho tiempo (año 12 a. C.), había sido elegido pontifex maximus, el título religioso más alto del Estado.
ENTRADA NORTE
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Paneles sobre la entrada secundaria: En la parte posterior del monumento se encuentran los relieves de la Personificación de Roma, ( a la derecha de la imagen ) casi completamente perdido, y la Saturnia Tellus. Situados sobre la parte oriental del monumento, en los dos frisos aparecen figuras femeninas.
Corredor Este y entrada Norte ( clicar para ver a mayor tamaño )
Saturnia Tellus - ( madre tierra )
La Saturnia Tellus, es uno de los relieves mejor conservados del conjunto. Este relieve representa una gran figura femenina sentada, en cuyo regazo se encuentran dos putti y algunos vegetales. A los lados están dos ninfas semidesnudas, una sentada sobre un cisne en vuelo, símbolo del aire, y otra sobre un dragón marino, símbolo del mar. Estos dos animales recuerdan la serenidad de la paz terra marique, es decir, la paz en tierra y en mar.
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También el paisaje tiene tiene elementos alegóricos: la parte izquierda es fluvial, con juncos y un enócoe del cual fluye agua; el centro es rocoso con flores y animales, una ternera recostada y una oveja que pasta; mientras que la parte derecha tiene un aspecto marino. La interpretación de la escena es incierta, la figura central podría ser una Venus Genetrix (“Madre”), o una personificación de Italia, o quizás incluso una personificación de la Pax.
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Tal vez estas interpretaciones estaban englobadas en una ideología ambivalente de la Pax Romana de la época de Augusto. Sin embargo, no se puede excluir la presencia de Venus, que haría pareja con el relieve de la Personificación de Roma, cuyos cultos serán posteriormente fusionados. La composición está perfectamente equilibrada y las muchachas se disponen simétricamente a los lados del personaje principal, la llamada “Saturnia”.
detalle
Personificación de Roma - Diosa Roma
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Se han conservado muy pocos restos del relieve de la Personificación de Roma, pero son suficientes para reconocer a la diosa Roma ataviada como una amazonas y sentada sobre un montón de armas de los pueblos que ha vencido. Este friso muestra las bases de la nueva paz y el orden impuesto por Roma “en tierra y mar”. Las naciones que han sucumbido ante Roma y que por tanto forman parte de sus prosperidad, fueron seguramente el tema de los relieves que adornaban los muros interiores del altar, y que en la actualidad se han perdido completamente.
Decoración
FRISOS DE LA PROCESION
Frisos de la procesión: En los lados de mayor dimensión se dispone un relieve figurativo de una procesión con una parte oficial, con sacerdotes, y otra semi-oficial, con la familia de Augusto. La lectura está concebida unitariamente para formar un conjunto procesional único. Aunque la identificación de los personajes no sea irrefutable, está generalmente aceptada. El conjunto evoca las Procesiones Panatenaicas del Partenón de Atenas. En cualquier caso, la escena no es interpretada como un cortejo real, tal y como podría haber sido realizada en el año 13 a. C., puesto que Augusto se convirtió en pontífice máximo en el año 12 a. C. Se trata por tanto de una representación política ideal, relacionada con las grandes incertidumbres de aquellos años por la sucesión, que encontró una solución temporal en el año 6 a. C. con la crisis y el exilio voluntario de Tiberio.
Pasillo Este
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Es la escena más importante y mejor conservada, con personajes de la familia imperial. La sucesión de las figuras reproduce un preciso esquema protocolario, ligado a la sucesión del trono como era concebida por Augusto hacia el año 10 a. C. También la división en primer y segundo plano de las figuras (planos que se convierten enfáticamente en tres en la representación de la familia de Augusto y Livia), tampoco es casual.
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Continúa la procesión con una serie de personas con toga presididos por Augusto con la cabeza cubierta y vestido de Pontifex Maximus ( fuera de la imagen a la izuierda ). Cierran el cortejo oficial, en primer plano, cuatro Flamines Mayores (quirinalis, martialis, dialis e iulialis), en el que tan sólo el Flamin Iulais está dotado de una fisionomía propia porque era pariente de Augusto, Sesto Appuleio.
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El personaje religioso ( primero por la izquierda ) es el flaminius lictor, con la cabeza cubierta y el hacha sagrada sobre la espalda. En este punto, tras un suave resalte, comienza la procesión de la familia imperial, con los personajes dispuestos según la línea dinástica en la época de la construcción del altar. En primer lugar se encuentra Agripa, muerto en el año 12 a. C., también con la cabeza cubierta y puesto de perfil, seguido por el pequeño Cayo César (sobrino e hijo adoptivo de Augusto), Julia la Mayor, hija de Augusto ( o Livia, su mujer ). Aparece después Tiberio
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Por la izquierda: Antonia la Menor, que coge de la mano al pequeño Julio César Germánico, hijo suyo y de Druso el Mayor, que se encuentra justo después. El grupo siguiente es el de Antonia la Mayor y sus hijos Gneo Domicio Enobarbo (futuro padre de Nerón) y Domicia Longina, seguidos por Lucio Domicio Enobarbo ( marido de Antonia la Mayor ).
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Pasillo Oeste
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El friso del lado norte está peor conservado, y casi todas las cabezas fueron rehechas en el siglo XVI. Empieza la procesión según el ordo sacerdotum, con los auguri, seguidos por los quidecemviri sacris faciundis, reconocibles por el sacerdote que lleva los símbolos de Apolo, y por los septemviri epulones.
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La procesión sigue con la representación de los lictores (funcionarios públicos que escoltaban a los magistrados, marchando delante de ellos y garantizando el orden público), seguidos por un sacerdote que lleva la caja sagrada del colegio pontificio y el lictor proximus, que camina hacia atrás: según la tradición no podían dar la espalda ni al magistrado ni al sumo sacerdote.
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Después, en paralelo a la procesión sur, aparece la fila de personajes de la casa imperial, abierta por Lucio César y su madre Julia la Mayor, hija de Augusto (que estaría a la misma altura que Agripa en el friso sur). Le sigue un muchacho ataviado como un sacerdote, quizás hijo de Julo Antonio. Después está Claudia Marcella Mayor con el cónsul Julio Antonio, y la pequeña Julia la menor; ( Claudia Marcela menor, el hijo y el marido Sexto Appuleio, cónsul en el año 29 a. C., del que se han conservado muy pocos fragmentos, no aparecen en la imagen )
Detalle del sacerdote que lleva la caja sagrada del colegio pontificio y el lictor proximus,
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ALTAR INTERIOR
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El altar está constituido por un podio de tres escalones sobre el cual se apoya una base que presenta otros cinco escalones en uno de sus lados, por donde pasaba el sacerdote que celebraba el sacrificio. El altar de sacrificios ocupa todo el espacio interior del recinto del que está separado por un estrecho pasillo, cuyo pavimento está ligeramente inclinado hacia el exterior.
Sobre el altar, las figuras están representadas en altorrelieve, al contrario de los planos superpuestos en el recinto exterior. Estos contrastes, ejemplos de la bipolaridad en el arte romano, se encuentran también en los arcos triunfales, con paneles de distinto tipo (alegóricos frente a escenas tratadas con realidad idealizada).
detalle del león ( clicar para ver a mayor tamaño )
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El altar está decorado con personajes femeninos sobre el zócalo, quizás presentando alegorías sobre las provincias del imperio, mientras que el friso superior está decorado con la representación del sacrificio que se celebraba anualmente, con las Vestales y el pontifex maximus (pontífice máximo), acompañados por los sacerdotes vittimarii y por los animales destinados al sacrificio.
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La superficie interna del monumento presenta en la zona inferior canaladuras verticales que simulan una especie de valla, reproducción de una provisional erigida en la constitutio del altar. Esta empalizada, presente en los altares romanos más antiguos hasta el siglo VII-VI a. C., seguía utilizándose en los templi augurali que precedían al lugar sagrado verdadero y propio.
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En la parte superior está ornamentada con frisos que reproducen guirnaldas y bucraneos (es decir, cráneos de buey con guirnaldas). También este motivo deriva de la construcción provisional de madera del año 13 a. C.
Entre los dos órdenes se dispone una banda de palmetas y flores de loto.
EMPLAZAMIENTO
El emplazamiento en el Campo de Marte tuvo una vida breve ante el continuo enterramiento de toda la zona. Durante más de un milenio, el silencio cayó sobre el Ara Pacis, haciendo perder incluso la memoria del monumento. La recuperación del Ara Pacis, se inició en el siglo XVI, aunque no pudo ser terminado hasta la reconstrucción completa del edificio en el año 1938. El primer documento sobre la reaparición del altar data de 1536 a través de un grabado de Agostino Veneziano. Una posterior recuperación data del año 1566, año en el que el cardenal Giovanni Ricci da Montepulciano compró 9 grandes bloques de mármol esculpidos procedentes del Ara. No se tiene más noticias del altar hasta el año 1859, cuando el Palazzo Peretti, requirió obras de consolidación, durante las cuales se descubrió la base del altar y numerosos fragmentos esculpidos. En esa ocasión se recuperaron numerosos fragmentos del friso de roleos. Sin embargo, no fue hasta 1903, y gracias al reconocimiento del Ara Pacis realizado por Friedrich von Duhn, cuando se pidió al Ministerio de la Instrucción Pública, retomar la excavación.
Año 1903
En julio de 1903, iniciados las obras y explorada casi la mitad del monumento y recuperados 53 fragmentos, la excavación se interrumpió. En 1937, el Consejo de Ministros decretó la continuación de la excavación, con la implantación de nuevas técnicas que permitiesen mayor seguridad. Entre junio y septiembre de 1938, se construyó un pabellón en el Lungotevere diseñado por el arquitecto Victorio Morpurgo , donde se albergaría la reconstrucción del Ara Pacis. El 23 de septiembre de 1938, Mussolini inauguró el monumento. El pabellón fue diseñado por el arquitecto Victorio Morpurgo,Al final, las obras se confiaron a la empresa Vaselli, ganadora del concurso público para la realización del contenedor del altar, y las obras concluyeron pocos meses antes del 23 septiembre, fecha fijada para la inauguración del Ara Pacis. Morpurgo, el arquitecto del proyecto del pabellón, no tuvo más remedio que aceptar la simplificación del proyecto: hormigón y pórfido falso en lugar del mármol preciado y del travertino, así como mayores distancias entre las columnas tanto de la fachada como de los lados.
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Las primeras intervenciones de restauración del Ara Pacis y su presentación en el pabellón de Lungotevere se realizaron a principios de 1950, cuando el Ayuntamiento decidió eliminar el muro antiproyectiles, instalado durante la 2ª guerra mundial. La verdadera restauración del pabellón se produjo en 1970 cuando se colocó el nuevo acristalamiento. A lo largo de los años 80, se procedió a la primera restauración sistemática del altar. En esta misma fase de intervención, se quitó la cabeza atribuida a Honos y que estaba erróneamente colocada en el panel de Eneas. Aunque el aislamiento de los nuevos cristales no fuera perfecto, se esperaba que la restauración de los 80 permitiera una buena conservación del monumento a largo plazo. Pero, ya a mediados de los 90 se hicieron patentes los problemas derivados de los cambios de temperatura y de humedad. Además ante el aumento de la contaminación de los coches y las calefacciones, ante estas precarias condiciones, en 1995 el Ayuntamiento de Roma decidió cambiar la estructura protectora exterior.
Plano aéreo del recinto actual ( clicar para ver a mayor tamaño )
En fecha reciente, el monumento fue recubierto por un edificio de líneas minimalistas, para protegerlo de la contaminación atmosférica que sufre Roma. El nuevo conjunto incluye salas subterráneas para exposiciones temporales. La nueva estructura fue encargada al arquitecto estadounidense Richard Meier y a su equipo, que ya había participado en algunos de los mejores museos italianos de la segunda mitad del siglo XX. El edificio, sustancialmente inalterado en su forma, ha sido pensado para ser permeable y transparente en el contexto urbano.
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