viernes, 7 de septiembre de 2012

Constantin Brancusi


FRASES






Ver de lejos, es una cosa; pero ir allí, esa es otra.


La simplicidad es compleja en si misma, 
y uno tiene que ser alimentado por su esencia con el fin de comprender su valor.


Cuando ya no somos niños, ya estamos muertos.


Ser inteligente es algo, pero vale la pena ser honesto.


Cuando uno está en la esfera de lo bello, no se necesitan explicaciones.






 Brancusi Memorial House

Constantin Brancusi nació el 21 de febrero de 1876 en Hobita, un pueblo de la región rumana de Oltenia. Hijo de agricultores pobres, sin haber frecuentado nunca una escuela primaria, comenzó a trabajar a los 7 años como cuidador de animales y, más tarde, como pastor.

A los nueves años, como la mayoría de los niños de su comarca, buscó trabajo en Tirgu - Jiu, la villa más cercana. Halló empleo en una tintorería y, dos años después, pasó a Slatina donde ingresó en una droguería, arribando finalmente a Craiova, cabeza del partido de Oltenia, para prestar servicios de mozo en una posada.

Un día, durante una discusión, alguien lo desafió a ensayar la construcción de un violín. Brancusi tomó las tablillas de un cajón de naranjas, las metió en agua hirviendo, las curvó, las cortó y fabricó un violín. Después llamó a un gitano para que lo probara y éste lo hizo sonar con música y canciones. Este acontecimiento ganó la simpatía de un acaudalado cliente que se convirtió en su protector y lo inscribió en 1894 en la Escuela de Artes y Oficios de Craiova. Para ponerse a la par de sus condiscípulos, aprendió sólo a leer y escribir.




Terminados los cursos en Craiova, 4 años después, se presentó al examen de ingreso de la Academia de Bucarest, pero como el nuevo ambiente no lo satisfacía, se trasladó a Munich y luego a París en 1904, donde se inscribió en la Academia asistiendo a las clases de Antonin Mercié.

En abril de 1907, un grupo escultórico suyo llamó la atención a Rodin quien lo invitó tiempo después a trabajar en su taller, pero Brancusi se negó a su ofrecimiento con una frase que se hizo célebre: "A la sombra de una gran encina no pueden crecer los arbustos jóvenes". 

Su obra El beso, en 1907, marca un vuelco en su carrera, desprendiéndose de las huellas de Rodin. Se vincula a los artistas y escritores de la primera vanguardia: Apollinaire, Max Jacob, Modigliani, Rousseau, Picasso, González, Derain, Léger y luego Joyce, Radiguet y Pound. 

En 1925 ingresó en su estudio de Impasse Ronsin, número 11, donde permaneció hasta el fin de sus días. En el año 1926 realizó su primera exposición individual en Nueva York. En 1937 se marchó a Indor, en la India, donde debía construir un " Templo de la contemplación y de la liberación " pero el proyecto no prosperó. Ese mismo año regresó a Rumania y allí pudo realizar el conjunto monumental de Tirgu - Jiu, formado por La mesa del silencio, La puerta de los desposados y La columna infinita entre 1937 y 1938. 

El 16 de marzo de 1957 Brancusi, ya octogenario, muere en París dejando todas sus obras al pueblo francés.






El Orante - 1907




EL Beso - 1907

El beso: la imagen del hombre y la mujer que se abrazan uniendo estrechamente frente con frente, ojo con ojo, boca con boca, no transmite a un simple episodio, ni a un gesto, es un símbolo concreto de la génesis. Especialmente en esta escultura puede notarse una característica estilística que se irá tornando cada vez más dominante en la evolución de su arte: la comprensión de la forma hacia su interior, la concentración de la energía plástica dentro de un núcleo cerrado, compacto.




El Beso III - 1907

Entre 1908 y 1909 esculpió una serie de estatuas que ocuparon en su carrera un lugar decisivo, como la primerísima intuición de un nuevo lenguaje figurativo: El beso, en la doble versión en calcárea del Museo de Craiova y de Hamburgo




El Beso II  - 1907 - Montparnassse

El beso, en el cementerio de Montparnasse, la estela de la tumba de Tania Rachevskaia, 
una joven rusa anarquista que se suicidó por amor.




Musa Durmiendo - 1910 - bronce - 17 x 24 x 15 cm.



 

Margit Pogany -Autorretrato

Margit Pogany y Brancusi se conocieron en un café de París en 1910, realizó 17 versiones de 1912 a 1933. Nacida en Hungría en 1880, Margit Pogany fue una pintora y la modelo preferida del escultor rumano Constantin Brancusi. Ella estudió en Hungría y Francia antes de su llegada a Australia en 1948. Las pinturas de Pogany son típicamente centroeuropeas en estilo y tema. Ella murió en 1964.



Brancusi en su taller 

Lo primordial, lo salvaje y lo arcaico constituyen, en efecto, un componente esencial de la rebelión de los vanguardistas contra el arte oficial. Es justamente en la época en que Brancusi llega a París, cuando los artistas de avanzada estaban descubriendo el arte negro, los fetiches y las máscaras de Oceanía, lo que influye en el vuelco brancusiano de pasar desde una cultura fervorosamente guiada por las huellas de Rodin hacia las formas de un sintetismo plástico primitivo. 




Margit Pogany - 1913-1915




El Arco - 1915




El Nuevo Nacimiento - 1915




Princesa X - 1916




Madame LR - 1918




Hechicera - 1916-1924




Socrates - 1922




Socrates II - 1922




Pajaro en el Espacio - 1923 - marmol




Pajaro en el Espacio - 1923




Pez - 1926




Negra Blanca - 1926



Targu-Jiu

La Mesa del Silencio, la Puerta del Beso y la Columna Infinita – estos son los tres componentes escultóricos del parque central Targu-Jiu, hechas por Constantin Brancusi, que constituye un homenaje a los héroes caídos durante la primera guerra mundial. La iniciativa de lograr este conjunto  fue de Aretia Tatarascu, en 1937.

Los tres elementos escultóricos están dispuestos en un eje 1.275 metros de largo, orientados de oeste a este.



La Mesa del Silencio ( Masa Tacerii ) está realizada en piedra caliza y tiene las siguientes dimensiones: diámetro de panel 2, 15 metros, espesor 0,43 m y la pata es de 2 m de diámetro y 0,45 m de espesor. Según los exégetas del arte Brancusian, la mesa del silencio representa la mesa alrededor del cual se reúnen los soldados antes de enfrentarse a su enemigo. Al mismo tiempo, las 12 sillas representan la última cena o el tiempo eliminado en relojes de arena. 







La Puerta del Beso  ( Poarta Sarutului ) es el segundo elemento del conjunto. Técnicamente hablando, es 5,13 metros de alto, 5.45 m de largo y los pilares tienen 1,69 m ancho. Esta vez, el material utilizado fue Banpotoc travertino y para terminar la puerta, Brancusi fue ayudado por dos talladores de piedras: Ion Alexandrescu de Bucarest y Golea de Dobrita. Su significado es muy simple: la puerta del Beso hace la transición a la otra vida , y el motivo sobre los pilares representa los ojos mirando hacia el interior.







La Columna Infinita ( Coloana fara Sfarsit ) o la columna de  la Gratitud tiene 29, 33 m de altura, es el tercer elemento del conjunto, está situado en el extremo oriental del eje formando el complejo de los Héroes. La columna está compuesta de 17 módulos de fundición romboidal, mide 1,80 m de altura cada uno y unos 860 kg, moldeado en el taller Central de Petrosani. Los módulos son fijos en un eje de acero. Quien étnicamente había coordinado el montaje de la columna fue el ingeniero Stefan Georgescu-Gorjan.

Algunos exégetas del arte Brancusian consideran necesario completar la imagen del conjunto, entre la puerta de Kiss y la columna, con las aguas del Río Jiu,  representando el camino de las almas de los "soldados heroes" y también con la Iglesia "Sfintii Apostoli", el lugar donde se realiza la depuración y el pasaje para el no-ser. También se considera la Columna Infinita la " voluntad espiritual " de Constantin Brancusi.

Todo el conjunto de Targu Jiu fue inaugurado el 27 de octubre de 1938. Lamentablemente, desde hace casi 25 años, los tres elementos fueron abandonados debido al hecho de que el poder político de esa edad consideraba Brancusi como representante de la burguesía. Sólo 7 años después de su muerte, en 1964, se ha iniciado el proceso de reordenamiento y consolidación del conjunto.





La Foca - 1943



Reconstruciones del estudio de Brancusi con copias de sus obras
















El escultor más famoso del siglo XX, Constantin Brâncuşi, quedó en la memoria de los que lo conocieron como una persona reservada, poco comunicativa, a la que no le gustaba la publicidad. Los artistas son, en general, personas excéntricas y esto en su caso se manifestaba por sus tendencias antisociales. Su misantropía cobraba incluso formas ásperas; a veces se portaba mal inclusive con sus amigos. 





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